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Manifestación en Argelia contra el gobierno

Manifestación con banderas nacionales durante una protesta contra la élite gobernante del país, en el aniversario de la revolución de 1954 contra el dominio colonial francés, en Argel, Argelia 1 de noviembre de 2019. © REUTERS/Ramzi Boudina

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Mohamed Benhlima: La historia de una deportación vergonzosa de España a Argelia

Por Javier Maura, activista del grupo de Bilbao de Amnistía Internacional España,

24 de marzo de 2022. 17:30 horas. Al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Valencia llega una dotación policial para notificar la denegación de la solicitud de asilo de Mohamed Benhalima. Lo trasladan al aeropuerto y lo montan en un avión fletado al efecto por el Ministerio del Interior. Despega a las seis de la tarde y dos horas después llega a Argelia, donde le esperan el servicio secreto argelino y las cámaras de televisión del informativo de la noche.

¿Quién es Mohamed Benhalima para merecer este despliegue? Un exmilitar argelino de 32 años, acusado de terrorismo por participar en manifestaciones en las que se pedía democracia. Benhalima también denunció irregularidades y corrupción de altos mandos del ejército de Argelia en un canal de YouTube.

Cuando supo que iba a ser detenido en Argelia, a finales de 2019, Benhalima vino a España. Solicitó asilo político en febrero de 2020 y un año más tarde ingresó como activista en el grupo de Bilbao de Amnistía Internacional. Para nosotros era Moha.

Mohamed Benhalima a su llegada a Árgel tras ser deportado por el gobierno español.

Mohamed Benhalima a su llegada a Árgel, tras ser deportado por el gobierno español. Fuente Facebook

Además de Moha, en Euskadi había otro exmilitar argelino, Mohamed Abdellah, con idéntico compromiso democrático. En agosto de 2021, Abdellah acudió a una citación de la Policía Nacional en Vitoria-Gasteiz para renovar documentación y salió de comisaría para ser deportado en pocos días a Argelia. Moha nos pidió ayuda nada más recibir su citación para un trámite similar: “Si me quedo aquí, me deportan como a Abdellah”.

Escapó a Francia, pero siguió en contacto con el grupo. A primeros de febrero de 2022, supimos que Moha acababa de ser detenido en París. Estaba hospitalizado por una crisis de ansiedad desde el día siguiente a su detención. Le aplicaron el Convenio de Dublín por el cual Francia tenía 45 días para estudiar si procedía o no la entrega de Mohamed a España, donde había solicitado asilo inicialmente. Como España cumple con los estándares democráticos, la entrega estaba casi asegurada.


Conversábamos a diario. Su mayor deseo consistía en que Amnistía Internacional le amparara ante el temor a ser deportado al finalizar el plazo del Convenio de Dublín. Moha me pasó un artículo de El Confidencial, firmado por Ignacio Cembrero, periodista español experto en Norte de África. Por nada del mundo quería ser otro “regalo” de España a Argelia.>

—No soy un terrorista —decía Moha—, nunca he cometido actos de sabotaje. Me he manifestado en la calle y en redes sociales como hacéis en España, pero Argelia considera terrorista a quien quiera cambiar las cosas por medios pacíficos, que allí son ilegales porque en Argelia no se respetan las libertades. Mi país tiene gas, pero no derechos humanos.

Mohamed Benhalima, defensor de derechos humanos eportado a Argelia

Mohamed Benhalima. Fuente: Facebook

El equipo de investigación de Amnistía Internacional empezó a documentar su caso poco antes de que finalizase su estancia obligada en Francia. Al agradecimiento por la actuación de Amnistía se unió su angustia por su traslado a España, su previsible deportación y la posibilidad de sufrir los mismos malos tratos que Abdellah estaba denunciando. Por todo ello, sintió que tenía que escapar de Francia.

El 11 de marzo de 2022, Moha se fue a Portugal donde intentó solicitar asilo. No admitieron a trámite su petición y, cuando intentaba volver a Francia por España, fue detenido en un “supuesto control rutinario” en Zaragoza, así lo calificó la periodista María Martín en su artículo en “El País”. Red Jurídica, un despacho de abogados comprometido con los derechos humanos, asumió su defensa, al tiempo que Amnistía Internacional lanzaba una campaña mundial para parar su deportación. Aceptando la petición de la policía, la jueza decidió internarlo en el CIE de Valencia, donde ingresó el 17 de marzo. Ese día, activistas del Grupo de Valencia de Amnistía Internacional y de CIEsNo se concentraron frente al centro de internamiento.

Desde dentro, Moha escuchaba sus gritos y se sentía protegido. Los funcionarios le trataban con más respeto que al resto de internados. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) asumió su defensa jurídica y el 18 de marzo solicitó asilo político. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y otras organizaciones internacionales entraron en acción.

Artículo en prensa que cuenta la historia de Mohamed Benhalima

Pantallazo del artículo publicado en El País sobre la historia de Mohamed Benhalima. © AI

El 22 de marzo, el Ministerio del Interior le denegó el asilo, aduciendo que, a pesar de los informes de Amnistía Internacional y ACNUR, había una “comunicación de la Secretaría de Estado de Seguridad sobre la existencia de razones fundadas para considerar que el solicitante constituye un peligro para la seguridad de España”.

Sorprendió al abogado de Moha la no aplicación del Convenio de Ginebra, cuyo artículo 33.1 prescribe: “Ningún Estado Contratante podrá, por expulsión o devolución, poner en modo alguno a un refugiado en las fronteras de los territorios donde su vida o su libertad peligre por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social, o de sus opiniones políticas”. Ni tampoco el artículo 3.1. de la Convención de la ONU contra la Tortura y Otros Tratos Inhumanos o Degradantes: “Ningún Estado Parte procederá a la expulsión, devolución o extradición de una persona cuando haya razones fundadas para creer que estaría en peligro de ser sometida a tortura”.

Moha estaba consternado. Nuestra última conversación sonaba a despedida. Con voz entrecortada expresaba horror por su futuro. Yo contenía las lágrimas explicándole que su abogado tenía preparado un recurso de amparo ante la Audiencia Nacional para posponer su traslado por razones humanitarias nada más resolverse el reexamen de su solicitud. Había también una buena noticia: El País iba a publicar un artículo sobre su caso. Me dijo que había grabado un vídeo explicando que si reconocía ante la policía argelina haber cometido actos terroristas significaba que había sido torturado a conciencia. Me rompí por dentro cuando terminó llamándome “papá”, expresión de afecto que usan los musulmanes con personas mayores.

La deportación fue tan precipitada que su abogado no pudo presentar el recurso ante la Audiencia Nacional. Fue notificado cuando Moha volaba para Argel. Fletar específicamente un avión era algo insólito en casos similares. Para entonces, el contexto internacional había empeorado: la invasión rusa ponía por las nubes al gas argelino y España había virado el timón de su política sobre el Sáhara Occidental del lado marroquí.

Pocos días después de la deportación, catorce organizaciones internacionales firmaban la declaración de 29 de marzo, donde se cita el vídeo sobre su falsa confesión como terrorista. En mayo conocimos a través de la prensa su condena a muerte.

Concentración por Mohamed Benhalima

Concentración los primeros miércoles de cada mes frente a la Delegación de Gobierno en Bilbao por Mohamed Benhalima. © AI

Amnistía Euskadi obtuvo del Parlamento Vasco la aprobación esta Proposición No de Ley que pide a Argelia que anule la pena de muerte y libere a Mohamed Benhalima, que no se le apliquen tortura o malos tratos y que la ciudadanía vasca se una a la campaña de Amnistía Internacional para anular la condena a muerte.

Desde octubre de 2022, el grupo de Bilbao viene organizando concentraciones los primeros miércoles de mes frente a la Delegación del Gobierno. No nos olvidamos de nuestro compañero, a quien recordamos continuamente. Las últimas noticias que tenemos de él son esperanzadoras: ha recuperado su ánimo y a ello contribuye, según su familia y sus abogados, las fotos que le enviamos de nuestras movilizaciones.

El 24 de marzo de 2023 se cumplió un año de la deportación de nuestro compañero Moha. Seguimos trabajando para que lo liberen. Súmate tu también con tu firma. ¡Ayúdanos! 

 

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