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Irak: Temor por la seguridad de civiles atrapados en medio de los combates y utilizados como escudos humanos

Las fuerzas gubernamentales irakíes avanzan hacia la ciudad de Sin al-Dhuban, al sur de Mosul. 27 octubre 2016 AHMAD AL-RUBAYE/AFP/Getty Images
Las operaciones militares emprendidas para recuperar Mosul y las zonas circundantes, controladas ahora por el grupo armado autodenominado Estado Islámico, ponen en peligro a los civiles, que se encuentran atrapados en medio de los combates o, en algunos casos, son utilizados por los combatientes del Estado Islámico como escudos humanos, ha manifestado Amnistía Internacional desde el norte de Irak.

El equipo de investigación de la organización ha entrevistado en persona a civiles que han sido desplazados de sus hogares en pueblos situados al norte de Mosul en los últimos días y se encuentran ahora en campos de acogida en Zelikan y Khazer, zonas controladas por el Gobierno Regional del Kurdistán, y también ha hablado por teléfono con personas atrapadas aún en lugares bajo el control del Estado Islámico. La información que ha recopilado indica que en los últimos días han muerto y han resultado heridos civiles.

Más de un millón de personas están atrapadas en Mosul y sus alrededores, por lo que el peligro sigue siendo muy alto para la población civil
Lynn Maalouf, directora adjunta de Investigación de la Oficina Regional de Beirut de Amnistía Internacional
"El absoluto despreció del Estado Islámico por la seguridad de los civiles y el uso deliberado que parece estar haciendo de ellos como escudos humanos hacen que las personas atrapadas en zonas de conflicto activo corran aún más peligro a media que las fuerzas iraquíes avanzan”, ha afirmado Lynn Maalouf, directora adjunta de Investigación de la Oficina Regional de Beirut de Amnistía Internacional.

“A fin de evitar un carnicería en la población civil, todas las partes en el conflicto deben tomar todas las precauciones posibles para protegerla.”

El 26 de octubre, más de 10.500 personas habían sido desplazadas ya desde el comienzo de las operaciones militares lanzadas por la coalición para recuperar Mosul, y se cree que hay hasta 1,5 millones de personas atrapadas aún en la ciudad y sus alrededores.

Uso de escudos humanos por el Estado Islámico

Algunos civiles que han conseguido huir de los combates o cuyos pueblos las fuerzas del gobierno han recuperado han dicho a Amnistía Internacional que los combatientes del Estado Islámico les impidieron deliberadamente huir de las zonas de conflicto. Los combatientes del Estado Islámico estaban entremezclados con la población civil: habían tomado posiciones en zonas residenciales y, en algunos casos, obligaban a los civiles a trasladarse a zonas bajo su control.

“Utilizar a civiles para protegerse de ataques es un crimen de guerra. Pero incluso en los casos en que los combatientes del Estado Islámico retienen a civiles para utilizarlos como escudos humanos, no por ello están las fuerzas iraquíes y de la coalición eximidas de la obligación de tener en cuenta la presencia de civiles, tomar todas las precauciones posibles para causarles el menor daño posible y no lanzar ataques que puedan causarles daños desproporcionados”, ha añadido Lynn Maalouf.
Civiles atrapados en medio de los combates

Los familiares de un campesino, padre de ocho hijos, de Tab Zawa, pueblo del distrito de Bashiqa, gobernación de Nínive, al noreste de Mosul, han contado a Amnistía Internacional que, el 24 de octubre, el hombre estaba en su casa , con nueve miembros de su familia, cuando resultó herido de muerte durante enfrentamientos entre el Estado Islámico y las fuerzas del gobierno. El pueblo ha sido recuperado ya por las fuerzas iraquíes, entre ellas la Brigada de Oro, unidad de élite del Servicio Antiterrorista, que ha evacuado a la población civil y la ha entregado a las fuerzas kurdas.

El mismo día, dos hermanos de seis y cinco años sufrieron heridas de metralla en su casa, en el pueblo de Tab Zawa. Su padre ha explicado a Amnistía Internacional que iba corriendo con ellos hacia un refugio que habían excavado en el patio de la casa, cuando una valla contra la que cree que cayó un cohete se derrumbó sobre los tres:

“[La metralla] alcanzó a mis dos hijos, y ni siquiera pudimos llevarlos a un hospital o un centro médico por la intensidad de los combates. Nos limitamos a intentar detener la hemorragia y limpiar las heridas. A la mañana siguiente los llevaron en ambulancias a un hospital de Erbil, y al mayor le operaron de la espalda.”

“Todas las partes deben evitar el uso de cohetes no guiados, artillería, morteros y otras armas explosivas con efectos en un amplia superficie en las proximidades de concentraciones de civiles. Los ataques que parezca que pueden ser desproporcionados o indiscriminados deben aplazarse o anularse”, ha añadido Lynn Maalouf.

Los habitantes de Tab Zawa entrevistados han dicho a Amnistía Internacional que los combatientes del Estado Islámico utilizaban azoteas y viviendas del pueblo vacías y ocupadas para efectuar sus ataques.

En los pueblos de Dirij y Chanchi, distrito de Bashika, la población civil también quedó atrapada en medio de los combates. Un hombre que huyó de Dirij ha contado a Amnistía Internacional que su hermano, de 17 años, sufrió una herida de bala en la pierna en su casa durante enfrentamientos entre el Estado Islámico y los Peshmerga (las fuerzas armadas kurdas) el 22 de octubre.

“Los combatientes del Estado Islámico estaban apostados en la casa de nuestro vecino y disparaban desde allí. Cuando mi hermano recibió el disparo, seguíamos atrapados dentro de la casa mientras continuaban los combates, y no hicimos más que intentar detener la hemorragia [...] A los dos días perdía el conocimiento y no controlaba ya los movimientos del cuerpo. Aproveché un ataque aéreo contra el Daesh [acrónimo árabe para el Estado Islámico] para huir y corrí con él a cuestas para salvar nuestras vidas hasta que encontramos a los Peshmerga. Ahora está en el hospital en Dohuk”, explica.

Mohamed (nombre ficticio), campesino del pueblo de Chanchi, ha contado a Amnistía Internacional que el 23 de octubre perdió a su esposa y a un familiar de 13 años durante los enfrentamientos entre el Estado Islámico y las fuerzas Peshmerga. Afirma que los combatientes del Estado Islámico les impedían salir de la zona.

Según testigos, había unas 70 personas agrupadas en una casa del límite norte del pueblo cuando, alrededor de la una de la tarde, cayeron proyectiles de mortero. Un niño de 13 años murió en el acto por heridas en la cabeza, y otros tres de entre 4 y 13 resultaron heridos.

“Mi esposa fue alcanzada justo debajo de la caja torácica y, a media que pasaba el tiempo, se quejaba del fuerte dolor y sangraba cada vez más, hasta tener toda la ropa cubierta de sangre. Estábamos atrapados dentro mientras seguían los combates. Murió allí mismo, sin que pudiéramos hacer nada para salvarla. Habíamos pedido al Daesh que nos dejara marchar, aunque fuera en dirección a Mosul, pero se negó. Dispararon contra algunos vecinos que intentaron escapar”, afirma.

En algunos casos, los combatientes del Estado Islámico obligaron a civiles de pueblos situados al sur de Mosul a trasladarse a zonas bajo su control
mientras se retiraban de los ataques de las fuerzas iraquíes. Autoridades y activistas locales, así como una persona del distrito de Al Qayyara que ha podido hablar por teléfono con Amnistía Internacional desde una zona controlada por el Estado Islámico, han dicho que en Hamam Al Alil pusieron a civiles en escuelas, viviendas y otros lugares próximos a los puestos de los combatientes del Estado Islámico tras obligarlos a abandonar las casas donde vivían más al sur.
Información complementaria
A los civiles que han conseguido huir de las zonas controladas por el Gobierno Regional del Kurdistán desde que comenzaron las operaciones militares para recuperar Mosul y que están ahora acogidos en Zelikan y Khazer no se les permite salir de los campos, más que para recibir atención médica en casos de urgencia grave. Incluso en tales casos, no puede acompañarlos ningún familiar, ni siquiera a los niños. Tales restricciones, junto con la prohibición ahora de uso de teléfonos móviles a su llegada, se les aplican incluso a quienes han pasado por controles de seguridad para determinar si tienen vínculos con el Estado Islámico. Las autoridades kurdas justifican estas restricciones por motivos de seguridad. Amnistía Internacional ha pedido a las autoridades kurdas en numerosas ocasiones que levanten todas las restricciones arbitrarias y discriminatorias de la libertad de circulación de las personas internamente desplazadas.

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